martes, 31 de agosto de 2010

EL HOMBRE Y LAS NECESIDADES

En el trascurso de la historia del hombre se han desarrollado diferentes tipos de Éticas, a continuación quiero mencionar el tema del utilitarismo como una teoría ética que asume en determinados momentos tres premisas: aquello que resulta intrínsecamente valioso para los individuos; el mejor estado de cosas es aquel en el que la suma de aquello que resulta valioso es lo más alta posible; y aquello que debemos hacer es aquello que consigue el mejor estado de cosas conforme a esto. De este modo, la moralidad de cualquier acción o ley viene definida por su utilidad para los seres, es decir, que la acción que se realiza es valiosa para cada individuo durante su paso por la vida. Por tanto el utilitarismo recomienda actuar de modo que produzcan la mayor suma de felicidad posible, al ser ejecutada la acción en beneficio del hombre, siempre y cuando le proporcione una utilidad práctica dentro de su entorno social.
El utilitarismo fue propuesto originalmente durante los siglos XVIII y XIX en Inglaterra por Jeremy Bentham y su seguidor James Mill, aunque también se puede remontar a filósofos de la Grecia Antigua como Parménides. Podemos hablar de un utilitarismo del acto, que afirma que el mejor acto es el que aporta la máxima utilidad.
Está máxima utilidad hace referencia en todo sentido, como el económico, social, político, ético, religioso y moral; es una utilidad que brinda beneficios y soluciones a las necesidades personales y comunitarias de los individuos. En muchos casos se dirige a un bien común, en el que prima las necesidades más importantes del conjunto social.
Presentado por: William Alexánder Chipatecua Sánchez
II de Filosofía

lunes, 30 de agosto de 2010

LA CONCEPCION MORAL Y ETICA QUE CAMBIA EN EL PENSAMIENTO

La moral en Nicolás Maquiavelo -exponente político de la época moderna- propone un estado de violencia donde uno de sus principios éticos y morales es dominar a un hombre o destruirlo, y con base a este principio va a desarrollar su conducta ética, el destruir todo aquello que se oponga al parecer propio, esto solo indica que la violencia es valida para conseguir lo que un hombre astuto se propone.

Ya en otra etapa de la época moderna nos encontramos con el francés Voltaire quien va a proponer un mundo imperfecto donde es la conducta humana empleada para la destrucción lo que impera e implanta el postulado que prepone la existencia de un Dios creador pero que únicamente se dedica a mirar la conducta de el hombre sin importarle nada de lo que este haga con sus semejantes de aquí la frase que el lobo le dice al conejo “ a Dios le da lo mismo que te coma o no te coma por eso te voy a comer”.

Kant en su obra critica de la razón practica realiza su postulado del imperativo categórico que dice “obra de tal manera que tus acciones sean paradigma para los demás” se puede decir que propone una ética practica la cual no es mera teoría sino que tiene validez por su acción fáctica dentro de una sociedad.

Ya que no es una acción que se realice para ser reconocido por los demás, sino que es para el desarrollo integral del hombre, así lo ve Rousseau, como un camino enfocado a crear una relación con su entorno, alejándolo de de una cultura artificiosa, la cual ajena al hombre de su forma natural.

Eider Uriel Rodriguez
Farid Yeferson Urrego
Andrés Felipe Baquero Hortúa

DE LO PARTICULAR A LO GENERAL

Para Hegel la ética, es un crecimiento natural, una búsqueda de verdad y libertad que surge en la familia y culmina, en un plano histórico y político, el Estado, es por eso que él afirma que: “la historia del mundo, es disciplinar la voluntad natural y personal incontrolada, y así llevarla a la obediencia de un principio universal, general y facilitar una libertad subjetiva. Con esto podríamos decir que Hegel plantea la historia como algo universal y evolutivo donde toda la historia está contemplada como una serie de etapas encaminadas a la manifestación de una realidad fundamental, que puede ser espiritual como racional. Si él plantea la historia en este sentido entonces estaremos diciendo que entonces la ética regula o forma la conducta humana primero desde un sentido global más que personal, y creo que esa no es el camino a seguir pues primero se debería cambiar nuestra vida personal para luego si buscar cambiar la vida de los que nos rodean.
Pero es de tener en cuenta que la búsqueda de aquella libertad que Hegel pretende alcanzar debe ser una libertad que nace desde el amor por cada etapa que se va pasando a lo largo de nuestra existencia, es decir vivir en plenitud cada experiencia nueva que nos lleve, o que lleve al ser humano a alcanzar esta libertad.
Con esto podemos una vez más descubrir que la ética no es un conjunto de normas y leyes sino una escuela de transformación de la persona desde el espíritu libre de la libertad personal, no es más persona aquel que cimple lo que le mandan sino aquel que hace lo que su conciencia le inspira hacer lo que sabe que debe de hacer para alcanzar la felicidad, cuando hay confianza en un ser humano hay libertad del individuo.

SANDRO RUIZ
II DE FILOSOFÍA

“ALMA BELLA”

Juliana González, doctora en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México, en su libro “Ética y Libertad” da a conocer parte del pensamiento ético hegeliano de la siguiente manera:
Destaca en la ética de Hegel, la presencia de dos elementos importantes:
· La “buena conciencia” que es la actuante y activa, y en ella se encuentran reunidos el saber y el hacer; sin olvidar que se tiene un límite y una negación y que al ser finita toda acción tiene su mal, su pecado, su culpa.
· Por otro lado está el “alma bella” que es la figura más pobre de la conciencia; ella no actúa sino que juzga el mal, lo bajo, lo vil.
Estas dos constituyen una polaridad: lo que a una le falta, lo tiene la otra. Cuando cada conciencia sale de sí se pierde así misma y logra ver al otro. De ahí que en el ámbito de la ética son tan esenciales la individualidad e interioridad, como la universalidad y la realización activa, objetiva y comunitaria del bien moral.
La eticidad entonces para Hegel, incorpora la dimensión interior del sujeto y se expresa en manifestaciones reales. Implica una universalidad completa, hecha de leyes o normas objetivas y determinadas, es la síntesis esencial donde logran reconciliarse la interioridad moral y la objetividad de la ley, el “yo” y el “nosotros”. Asimismo, representa la conciliación entre el individuo y la comunidad o Estado. En el Estado, el individuo encuentra su propio cumplimiento singular porque este es concebido como la comunidad viva que incorpora y supera las vidas individuales.
Citamos textualmente las palabras de Hegel en su obra “Filosofía del derecho”: “El Estado es la realidad de la idea ética; es el espíritu ético en cuanto voluntad manifiesta…y la autoconciencia del individuo (encuentra en el estado) su esencia y finalidad…su libertad substancial”.
Partiendo de esta síntesis, podríamos pensar que el “alma bella”, cree tener el derecho de simplemente juzgar, de sólo ver lo malo de las acciones, y al querer evitar todo contacto con la realidad, con el mundo, está privando al hombre de trascender su “corazón duro”, como lo denomina la autora, pues se niega a perdonar y a ser perdonada y no permite a la conciencia (que tiene como necesidad la reconciliación) salir de sí misma al encuentro del otro, es decir, de superar la vida individual para lograr incorporarse en la comunidad viva: el Estado.
En cierta medida, la ética hegeliana no alcanza a llenar, por la simple razón, las expectativas que tiene el hombre de obrar según el bien común, debido a que ésta constituye no un bien común sino un bienestar que el hombre puede adecuar de acuerdo a las circunstancias de su vida y a la conveniencia del resultado de las mismas. Por eso, no se tomaría la ética más que como un patrón de conducta regido por normas que no tienen como eje central el respeto de temas fundamentales como la vida, sino que sólo buscan un aparente “bien común”, que en el fondo no es más que una cortina de humo cuyo objetivo es complacer la voluntad errada de algunos.
Por ejemplo, ¿Qué hay de ético en apoyar desde una concepción hegeliana el aborto?

FREDDY ALEJANDRO BARRIOS
WILSON RAMIRO CUESTO
FABIÁN CAMILO ROMERO

“LA VOLUNTAD DEL ESTADO ES LA VOLUNTAD DE DIOS”

Hegel, uno de los máximos exponentes del idealismo alemán, plantea su filosofía elaborada a partir de concepción de la realidad como manifestación del espíritu absoluto, espíritu divino pero de naturaleza racional que se plenifica en la historia a través de un proceso dialectico (tesis, antítesis y síntesis) y cuyas etapas anteriores son respectivamente el espíritu subjetivo y el espíritu objetivo.
La ética se ubica dentro del espíritu objetivo como síntesis entre en derecho y la moralidad y tiene a su vez un propio proceso dialectico en que se distingue claramente: 1. La familia. Es la base de la sociedad; tiene por objetivo la propagación de la raza humana mediante el matrimonio, vocación universal y su razón de ser no es un simple enamoramiento, sino una sublimación de la pareja. 2. La sociedad burguesa, conformada por familias labradores, artesanos y empleados cuyas relaciones están determinadas por intereses recíprocos. 3. El Estado, es la máxima encarnación del espíritu y está conformado por las instituciones. De ahí que la voluntad del Estado sea para Hegel la manifestación del querer de Dios para el hombre y este obre rectamente cuando hace lo que el Estado le manda. Este planteamiento representa la concepción de la ética Hegeliana.
Esta concepción tiene unas implicaciones serias y profundas en cuanto al actuar humano y algunos temas que se derivan de este como la libertad y la idea de justicia. Tal afirmación supone un total sometimiento a las determinaciones del Estado y una plena conciencia de que este es el único poseedor del derecho y frente al cual no existe ninguno superior. Tal actitud limita desde luego las facultades de la libertad humana y somete parcialmente al hombre a las políticas de las instituciones; niega así la existencia de un principio trascendente que oriente la conducta individual y social y le otorga al Estado un poder absoluto para valorar los actos humanos de acuerdo a sus propios criterios. Así, lo justo, lo bueno es lo que el Estado valora como tal independientemente de las motivaciones y consecuencias que rodean una situación particular.
Una ética planteada de esta manera resulta peligrosa porque desconoce algunos elementos antropológicos fundamentales que envuelven el obrar humano (voluntad e identidad personal) y relativiza las acciones haciéndolas dependientes de el juicio de unos pocos dueños del poder.
FABIÁN VEGA
JAVIER ORJUELA
III FILOSOFÍA

UNA MIRADA AL UTILITARISMO DESDE LA MORAL

El utilitarismo fue una corriente filosófica que surgió a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, este término fue introducido por primera vez en la filosofía por Jeremy Bentham y luego por John Stuart Mill. Teniendo en cuenta el planteamiento ético desde el punto de vista utilitarista podemos decir que la máxima de esta doctrina es: “la mayor felicidad posible para el mayor número de seres humanos”.
Lo anterior lo podemos ampliar de la siguiente manera, el concepto de utilidad lo encontramos en la cúspide de la escala de los valores propuesta por los filósofos utilitaristas. Un elemento que se resalta en el pensamiento de Mill, es la intensa preocupación social pues pretende extender la felicidad al mayor número de individuos.
El utilitarismo, al plantear el bienestar del hombre en su aspecto social y comunitario, hace que se interese por el beneficio material y se olvide de los sentimientos y motivaciones del ser humano, esto, debido a la influencia radical del empirismo y el positivismo; es así, que el intento por matematizar la ética y convertirla en una ciencia positiva limita su carácter universal de ahí que quede reduciendo el concepto global de ética. De este modo podemos precisar: no es la eficacia y la utilidad de la acción lo que la hace moralmente buena, sino que es la bondad moral la que obliga al hombre a una acción que sea instrumento de verdadero perfeccionamiento humano, Por tanto, las leyes morales no se deducen de la utilidad, al contrario, es la utilidad la que se deduce de la ley moral.
El tener en cuenta o buscar el bien y la utilidad de los demás no es la esencia de la moral sino una consecuencia de ella.


DAVID MONTOYA
JONATHAN PEDRAZA
LUIS HORTÚA

viernes, 27 de agosto de 2010

ANTES DE LA TEORÍA DEL MICO

Los intentos de relacionar de una u otra forma los códigos morales y las teorías sobre la naturaleza humana, son antiguos y frecuentes. Basta con recordar dos enunciado célebres antes de C. Darwin: la afirmación de que la “razón es, y únicamente debería ser, esclava de las pasiones” de Hume –de quien hablaremos más adelante- y aquel asombro por “la ley moral que hay en mí”, con que Kant abre la conclusión de la Crítica de la Razón Práctica.

DAVID HUME (1711-1776) nació en Escocia. Estuvo varias veces en Francia, donde se relacionó con los enciclopedistas y con los filósofos de la ilustración. Entre sus principales obras se encuentra “Investigación sobre los principios de la moral” y “Ensayos morales y políticos”, que se refieren en algunas partes al tema que nos compete: la ética. Hume lleva el empirismo a sus últimas consecuencias convirtiéndolo en sensualismo. Todos los conocimientos humanos tienen su base en la experiencia y se reducen a impresiones e ideas. Ese sensualismo luego se convertirá en escepticismo. El hombre es repertorio de sus impresiones incesantemente renovadas, la colección de actos perceptivos que suceden sin interrupción, la agrupación de puros accidentes.


Junto a Hume, encontramos a ADAM SMITH (1723-1790), economista y filósofo británico, quien en una de sus obras (Teoría de los sentimientos morales) también se refiere a la ética, y contribuye a la constitución subjetiva de modelos éticos iniciados también por Hume. Los dos identifican éticamente lo bueno con aquello que satisface y lo malo con lo que genera algún tipo de dolor. Platean también la idea del interés público, mediante el cual las personas –sin tener parentesco- tienden a las otras por sus conductas morales.


Posteriormente se encuentra a JEAN-JACQUES ROUSSEAU (1712-1778), filósofo suizo, teórico político y social, músico y botánico francés, uno de los escritores más elocuentes de la Ilustración, quien en su Contrato Social –ya antes planteado por Thomas Hobbes- dice que la sociedad debe regirse por ese acuerdo de las partes, argumentando que los problemas éticos eran deformaciones de la bondad natural del hombre, que se corrompe y se vuelve inadaptado.


Ya a finales del siglo XVIII, IMMANUEL KANT (1724-1804) habla del conocimiento práctico y teórico. Se refiere a la Voluntad como la razón pura práctica, cuyo valor es: “nada hay en el mundo ni tampoco fuera del mundo, que sea bueno sin restricción, a no ser una buena voluntad”, que es una disposición que conduce a la acción. En la Crítica de la razón práctica, parte de la existencia de la moralidad y sobre él se levantará también la cuestión del derecho, es decir, justificación crítica del valor objetivo, universal y necesario de la moralidad. Kant plantea el Imperativo Categórico, que se enuncia en los siguientes términos: “Obra como si la máxima de tu acción pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza”.


FUENTES:


1. "Ética." Microsoft® Encarta® 2009 [DVD]. Microsoft Corporation, 2008.
Microsoft ® Encarta ® 2009. © 1993-2008 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.


2. GONZÁLEZ ÁLVAREZ, Ángel, Manual de Historia de la Filosofía, Gredos, Madrid, 1982.



NUESTRO PUNTO DE VISTA:


El Imperativo Categórico de Kant, es quizás el más sobresaliente de las tesis pre-darwinistas sobre la Ética, en cuanto que aconseja el buen obrar como testimonio. Esto, equiparado al pensamiento de Hume y Smith, acerca de todo lo que satisface es bueno y lo que duele es malo, podríamos decir que nuestras acciones pueden convertirse en motivo de satisfacción o dolor para los otros. Esforzarnos por no herir al otro, porque no sufra, porque nuestros actos no lo lastimen es necesario, de ahí que esta filosofía se convierta en algo meramente práctico, en el sentido en que sólo puede medirse por las acciones y la experiencia. La satisfacción del otro, desde nuestra libertad y desde su libertad, debe conducir a un acuerdo mutuo, de modo que, como plantea Rousseau se logre ese Contrato Social, tan necesario en la mayoría de ocasiones para el bienestar común a partir de máximas de la acción personal que tiendan a otras de la misma categoría, desde la perspectiva de Smith. Sin embargo, no puede convertirse nuestro obrar en un motivo de sensualismo -como intentaba Hume- sino en una actividad comunitaria moralmente aceptable, buscando la satisfacción no corporal, sino principalmente de nuestra dimensión espiritual para alcanzar la felicidad y realización de la persona.



ALEXÁNDER ESPINOSA CEPEDA

NORBERTO PINEDA MONTES

II FILOSOFÍA

miércoles, 25 de agosto de 2010

¡MORALMENTE INJUSTO-UTILITARISTAMENTE IMPECABLE!


El UTILITARISMO Ha de entenderse como aquella doctrina moral que hace del principio de la “mayor felicidad” el criterio último de la acción, sea ésta privada o pública, es decir, el utilitarismo es considerado como la promoción de la felicidad, no la del sujeto en cuanto la individualidad sino-podría llamarse-la felicidad colectiva.
La categoría o clasificación de una acción como correcta se halla determinada por la producción más duradera de la felicidad colectiva, tal es el caso que la multiplicación de la felicidad es un fin tan elevado que es justificable cualquier medio que resulte útil para alcanzarlo. Se sobrentiende ahora que el utilitarismo desvaloraliza las normas morales tradicionales al negar su presunta capacidad para orientar la conducta: se aparta entonces de su máxima “el fin no justifica los medios”.
Presentamos ahora, en nuestro contexto formativo sacerdotal, un caso cercano o por lo menos conocido a fin de que ustedes queridos compañeros juzguen tomando en cuenta lo anteriormente definido y especificado como una acción correcta o no.
“Es bueno que muera un hombre para que no perezca todo un pueblo”, éste fue el argumento de Caifás al entregar a Jesús a una muerte más que probable. Ahora bien, ¿creen ustedes que la acción realizada por el sumo sacerdote, según la doctrina moral del utilitarismo es impecable?

ÉTICA HEGELIANA
Siempre se le ha resaltado a la persona su característica como ser social y muchos son los ambientes que la persona frecuenta en donde de una u otra manera está llamada a relacionarse para el positivo desarrollo de su personalidad. Para Hegel la ética está orientada por el principio de la liberación del hombre de sí mismo hacia una realización en la comunidad, en la vida social.
Hablar de la ética en Hegel es hablar de unos deberes éticos obligatorios que aunque a primera vista parecieren coaptar o limitar la libertad de la persona, en realidad es vista como una especie de redención del individuo mismo respecto de sus impulsos naturales.
La ética hegeliana o como el mismo la llamaría eticidad hegeliana se desarrolla en tres grandes momentos:
1. La familia: unidad fundada por el amor, que se realiza en el matrimonio, en la propiedad familiar y en la educación de los hijos, todo lo anterior justificado por la conciencia de la unidad.
2. La sociedad civil: se constituye por el conjunto de personas (flias., individuos) en una comunidad en el cual se fundan y aseguran los intereses, el bienestar y los derechos de todos.
3. El Estado: considerado como la sustancia de la ética en donde el individuo es consciente de ser miembro de la totalidad, sin que su propia particularidad sea anulada, sino más bien completada. El Estado es una síntesis de los dos momentos ya mencionados cuyos derechos o intereses no anulan, antes bien, da cumplimiento pleno. En conclusión el ideal de Hegel en cuanto a la ética es el crecimiento de una conciencia de los individuos hacia una autoconciencia universal, es decir la identificación de la voluntad individual con la universal.

“La conciencia individual de las personas encuentra su realidad en el espíritu del pueblo”
Hegel
JESÚS ALBERTO DONCEL
II DE FILOSOFÍA

miércoles, 18 de agosto de 2010

ÉTICA FILOSÓFICA III

Una aproximación al problema ético implica “inicialmente” hacer una distinción entre el objeto de la ética y objeto de la moral, ya que las dos parten de la conducta humana individual y social. La ética plantea unas pautas de comportamiento de acuerdo a unas condiciones culturales particulares mientras que la moral surge de la distinción entre el Bien y el Mal (cuestiones más generales) para orientar el comportamiento de la persona; es decir, el hombre en relación.
De acuerdo con lo anterior podemos afirmar que la ética filosófica es un estudio riguroso de los principios y modelos éticos de una cultura en relación con la conducta individual y social, y que su objetivo es determinar la bondad del actuar humano de acuerdo al principio fundamental del Bien común. En este sentido, adquiere un papel fundamental la voluntad como autoridad invocada para la buena conducta y que se rige por la conciencia en donde subyace la distinción clara entre el bien y el mal. Tal realidad representa entonces el ejercicio responsable de la libertad humana.
La doctrina Cristiana, mediante la Fe, Ilumina los principios éticos de la comunidad creyente y los fundamenta en un principio universal: el Amor. Este se concretiza en el contenido del Mensaje Evangélico: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis como los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también los unos a los otros”. (Jn 13,34). Desde luego, hemos de aclarar que la ética se desarrolla dentro de un ámbito religioso concreto que sustenta las acciones del obrar humano en relación con los principios particulares que lo conforman.

FABIÁN VEGA
WILSON CUESTO
LUIS CARLOS HORTÚA

EUDAIMONIA

El obrar del ser humano siempre tiende hacia un fin específico que de una u otra forma generará una consecuencia que terminará influyendo en su actuar y en el de sus congéneres. La ética busca ocuparse de las pautas que rigen la conducta humana, es decir, saca a flote unos criterios éticos que regulan la manera de actuar del hombre. Aquí mismo podemos hacer una distinción entre dos tipos de conducta:
1. “buenos en sí mismos”, que corresponden a los que por naturaleza no perjudican al ser humano.

2. “buenos porque se adaptan a un modelo moral” que corresponden a los que se rigen por una pauta de comportamiento que busca generar un bienestar común.
Ahora bien, ¿qué relación podemos encontrar entre ética y filosofía que nos ayude a discernir el objetivo principal de la ética filosófica? Recodando que antes ya hemos definido la ética y su finalidad especifica, agregaremos que la filosofía es la búsqueda insaciable de la verdad, de la sabiduría. Tenemos entonces que la ética filosófica pretende encontrar la felicidad mediante la búsqueda de la vedad, entendida ésta como el proceso dinámico mediante el cual se pretende verificar aquello de lo que se duda.
La actividad ética y moral ha de ser un elemento liberador más no opresor. En conclusión, el fin último del hombre no puede ser otro que su realización personal, manifestado en la búsqueda continua de la felicidad.

Jesús Doncel
Jonathan Pedraza
Camilo Romero

ÉTICA FILOSÓFICA II

ÉTICA FILOSÓFICA.
La ética lo que busca es formar individuos con una visión completa de la relación con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo; esto nos debe llevar a iluminar la conciencia personal para así llegar a transformar el mundo según los criterios del Evangelio.
Como objetivo de este estudio lo que queremos llegar a conocer y profundizar los conocimientos de la ética para así adherirnos al bien general y supremo.
La ética es una ciencia que estudia las conductas humanas, los comportamientos y las costumbres propias del individuo, a la vez establece pautas de la conducta humana. De igual manera la ética instituye unos principios a los cuales todo ser humano está invitado a hacerlos suyos, estos principios básicos son:
1. buenos en sí mismos.
2. buenos porque se adaptan a un modelo de moral concreto.
La ética nos presenta de igual manera tres modelos de conducta principales:
a) Felicidad o placer
b) Deber
c) Virtud, obligación y perfección
Estos se constituyen en potencialidades de ser humano los cuales estamos llamados a manifestarlos en el tejido social, es decir, en nuestra sociedad, precisamente es allí, donde la voluntad del hombre da carácter a la buena conducta del mismo, ya que el mismo hombre es el que decide lo que debe hacer.
Es el momento de afirmar que no todas las acciones del ser humano utilizan la razón ya que en ocasiones los instintos pueden sobreponerse a la voluntad, por tanto la conciencia es la unidad de la voluntad y la razón y esto nos lleva a la libertad.
Cuando esta unidad se establece nace unos principios éticos: la prudencia, placer y el poder. De la prudencia podemos afirmar que es aquella que confiere sentido y motivación a la vida d la persona y esta da como logro la regulación moral de la conducta del hombre, la cual es necesaria para el bienestar común y de esta búsqueda e igualdad colectiva nace la moral cristiana, la cual encamina y orienta al hombre hacia un estado de libertad; teniendo en cuenta que esta moral no nace de la ley, ni de un código, ni de ninguna norma, pues la libertad es el fin último del hombre, es decir, su plena humanización y plenificación, pero es de tener la felicidad como énfasis primordial en proyecto de vida que debe estar fundamentado en la regla de oro según el Evangelio: “Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacedlo también vosotros a ellos: porque esta es la ley y los profetas” Mt 7, 12.
William Chipatecua
Ruber Sandro Ruiz

ÉTICA PARA NOSOTROS

Iniciemos este compartir con una definición que puede indicar una ruta por la cual se puede entender la ética filosófica: como vía de una relación hombre – entorno – sociedad.

La ética ayuda a tener un comportamiento concorde a una sociedad y aun entorno en el cual permanezco por voluntad propia, entendida esta voluntad como la que me permite dar autoridad a mis actos; así una persona, esta de manera libre, actuando según unos principios, auto establecidos que le permiten tener un bien (entendido como felicidad, deber y perfección) en beneficio propio.
De hay que la ética calificara como acto moral aquel que sea realizado en forma libre y consiente. Es decir que el realizador del acto moral debe tener cierto estado mental, al hacerlo:
a- Debe saber lo que esta haciendo
b- Debe escoger ese acto y escogerlo por el acto mismo
c- Debe ser el acto moral la expresión de un carácter formado y estable; el acto debe ser voluntario, manifestar una elección como expresión de la tendencia y disposición general de la persona.
Esto nos lleva a concluir que ética filosófica es una búsqueda del bien para vivir en armonía y nos lleve a buscar la libertad, que es condición necesaria del acto ético.
Andrés Felipe Baquero
Fredy Alejandro Barrios
Éider Uriel Rodríguez

ANIMAL DOMÉSTICO

Agustín era un joven de 20 años, algo menudo, bajo de estatura, pero bastante inteligente para su edad; además de ser estudiante de derecho, Agustín era líder de un grupo de juventudes activistas, con principios de equidad para todos, oportunidades laborales y propuestas de cambio social, principios posiblemente heredados de su anterior actividad como líder juvenil católico.
En una de sus clases magistrales, Agustín tomó la palabra para iniciar un discurso, que a simple vista parecía ser político, pero que en realidad se encaminaba a una reflexión ética. Interroga a sus compañeros cuestionándolos con una pregunta a la que muchos no supieron contestar: ¿qué es la cultura? Para él, de acuerdo a sus investigaciones, la cultura es una dimensión del hombre, por la que es necesario expresar la vida, buscando la perfección de la misma. Ella contribuye a la constitución de principios éticos, no sólo del grupo de estudiantes presentes, sino principios comunes a todos los ciudadanos. Agustín pensaba de esta forma porque en el grupo había quienes lo contradecían, y él veía en ellos acciones voluntariosas, razón por la que se refiere a la “sana voluntad”, es decir, la voluntad en sí, que determina la conducta social: “no todas mis acciones y sus acciones utilizan la razón –dijo Agustín- pero la voluntad siempre la utilizará, y ustedes saben de qué hablo”. En el salón había opositores políticos y oportunistas. Entonces, Agustín hace reminiscencia de ilustres filósofos antiguos, manifestando que principios en la Antigua Grecia, como la Prudencia, el Placer y el Poder, eran comunes para discernir lo bueno y lo malo.
Agustín conocía bien los orígenes de la ética, y se los comentó brevemente a sus compañeros. Sabía que los presocráticos se preocupaban por descubrir las razones por la que el hombre tiende a estandarizar su comportamiento. Sócrates es pionero en referirse a una reflexión de la ética autónoma. Aristóteles habla de las virtudes éticas y dianoéticas, refiriéndose a las primeras como prácticas y las otras como intelectuales. Más adelante, los estóicos encaminan la ética a una disciplina de vida concreta: sabio es quien vive de acuerdo a la forma de vida de la naturaleza. Por todo esto y por mucho más, Agustín exhorta a sus compañeros alegando que nuevamente aparecen discursos sofistas en plazas públicas, fundadas en principios edonistas y otros, como en la Antigua Grecia. “Si tan sólo fueran conscientes de su actuar, si les diera la gana de regular su moral harían un mejor lugar para el bienestar de todos, y no sólo el de ustedes”, dijo Agustín.
Hubo quienes pensaron que Agustín era un filántropo o hasta un Cristo. Era sólo un joven que soñaba, como muchos otros, con un mejor lugar, en donde la armonía social se regulara por la voluntad de cada quien; era por eso conservaba en su forma de vida el imperativo categórico: “Actúa de tal manera que la máxima de tu voluntad pueda valer como principio de legislación universal” (Kant).
Óscar Iván Espinel
Farid Yéferson Urrego
Norberto Pineda

ÉTICA FILOSÓFICA I

La voluntad es una capacidad propia del hombre que a través de su manifestación determina la conducta humana la cual se hace necesaria para el bienestar colectivo, dichas acciones deben de ser reguladas por el hecho de vivir en comunidad para dar inicio a los principios éticos como la prudencia, que origina una discreción y una manera de actuar; el placer observado en la superación, satisfacción por el bien y en el alcance y plenitud del bien moral y un poder satisfecho por el deber y el triunfo cumplido deben existir en un ambiente común, que a su vez deja como resultado un comportamiento, unas costumbres y unas pautas éticas.

David Fernando Montoya
Alexánder Espinosa
Javier Orjuela